Qué hago
La escritura es mi obsesión y mi oficio. Durante años, me he enfrentado profesionalmente a una ingente variedad de textos, tanto de ficción como de no ficción, tratando siempre de que encuentren la expresión más adecuada y el ritmo más preciso. Trabajo los textos con respeto, cuidado y dedicación, palabra a palabra, frase a frase, párrafo a párrafo.
Y eso porque narrar, contar una historia, argumentar, escribir un poema o una obra de divulgación o incluso un aforismo son pequeños milagros de la imaginación y la creatividad humanas.
Pero escribir es también reescribir, afinar, dar con la palabra justa. Es volver sobre lo escrito y conseguir que el texto fluya sin obstáculos, acertar con el tono y ofrecer una experiencia de lectura genuina y enriquecedora.
Por eso, antes de publicar una obra siempre es sometida a como mínimo dos revisiones: primero, una corrección de estilo, y posteriormente una corrección ortotipográfica. Durante el proceso, se eliminan los errores e imprecisiones del vocabulario, se solventan las ocasionales inconsistencias sintácticas, se da cohesión, fluidez y riqueza léxica al texto y se ajusta a las normas y usos asentados, respetando en todo momento el estilo propio del autor o la autora.
En ocasiones es necesario hacer antes un editing, un nivel más profundo de intervención que requiere evaluar el contenido, la trama y la propia lógica interna del manuscrito. La empatía, la comunicación fluida y la confianza son siempre esenciales durante el proceso, y todas las modificaciones que se realicen han de verse como sugerencias abiertas a debate.
La finalidad última de estas revisiones es dejar el texto limpio de incoherencias y erratas, de tal forma que destaquen aún más sus logros y virtudes. Alcanzar la máxima eficacia expresiva y conseguir que toda esa constelación de palabras que uno ha lanzado al cielo despierte, conmueva e ilumine a todos aquellos que la descubran.